PERIODISMO TRASCENDENTE

“PIFIAS” EN LA “NUEVA” SCJN

Por: Raymundo IBÁÑEZ DEL CASTILLO

Hace apenas unos días, una semana para ser exactos, a partir del primero de septiembre de este año, 2025, supuestamente, se inició una nueva era para el Poder Judicial, que no existe, porque se acabó con la división de poderes, para concentrarse en uno solo, los que deberían de ser los tres poderes del Estado, como son, el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Y lo que es peor todavía, los otrora tres poderes, se concentran en una sola persona, (si así se le puede llamar), que es nada más ni nada menos, que la heredera del exacerbado autoritarismo y la maldita dictadura comunista en México, Claudia Sheinbaum Pardo.

Con la instalación de la nueva “Suprema Corte de Justicia de la Nación” (SCJN), de la que es “presidente” Hugo Aguilar Ortiz, que como muchos, antes y más aún en estos tiempos de simulación, explota el indigenismo a más no poder y se auto proclama el primer indígena que ha ocupado esta posición.

Sin ningún mérito en el conocimiento y el ejercicio del derecho y menos en la impartición de la justicia, porque lo único que ha hecho, es prestarse a la farsa y fraudulenta “elección judicial”, orquestada por el que lo impuso antidemocráticamente a través de una minoría de electores que manipulados y utilizados, la mayoría de ellos confundidos o inducidos, apenas rebasaron el 13 por ciento del total de los 100 millones y medio de electores mexicanos que conforman el Padrón Electoral.

El otro “mérito” que le sirvió al indigno nuevo “presidente” de la SCJN, Hugo Aguilar Ortiz, para arribar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es el haber utilizado, como muchos otros tantos más, a la etnia mixteca (ñuusavi), por la que, por cierto, no ha hecho nada, a lo largo de sus 52 años de vida.

Entre otros de los deméritos del nuevo e indigno “presidente” Aguilar Ortiz, está también el de haber “asesorado” a la farsa de la guerrilla surgida en las montañas del Estado sureño de Chiapas, con el autodenominado y tristemente célebre “Ejército Zapatista de Liberación Nacional” (EZLN), con Rafael Sebastián Guillén Vicente, mejor conocido como el “Comandante Marcos”, a la cabeza, que la madrugada del primero de enero de 1994, asaltó la comunidad indígena de San Cristóbal de las Casas, donde hizo su aparición y mantuvo su principal centro de operaciones.

Y ni bien tomaba posesión “la nueva corte” y ya salían a relucir los primeros trapitos al sol de lo que será el destape de la cloaca y toda la podredumbre que envolverá, sino a todos, si a la mayoría de las cinco “Ministras” y los cuatro “Ministros”, que integran la primera Corte de Justicia de la Nación, supuestamente electos por “voto popular”, con una escasa participación del electorado y como nunca antes se había visto en los últimos 31 años, desde 1994, con un 10.80 por ciento de votos anulados por los votantes, que supera los récords anteriores.

No está por demás mencionar, que también, se anularon el 11.82 % de los recuadros donde debieron colocarse los números de los candidatos, lo que establece claramente, más que la complejidad del proceso electoral, la evidente intención de confundir al electorado, con la dificultad para identificar a los candidatos.

Más que la inexperiencia, la incapacidad del Instituto Federal Electoral (INE) en la organización de este tipo de elecciones, que el iniciador del exacerbado autoritarismo y la maldita dictadura comunista, Andrés Manuel López Obrador, se sacó de la manga, como otras tantas ocurrencias, que le han causado tanto daño en forma directa o indirecta a la mayoría de los casi 132 millones de mexicanos y a todo México.

Y veremos hasta donde estás “pifias” y escandalosas corruptelas que envuelven al “poder judicial federal” y que ya están saliendo a la luz pública, como las que trataremos en los próximos días, alcanzan a los nuevos magistrados y jueces, producto de la mal llamada elección popular.

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